Es fundamental recordar cómo nos relacionamos con nuestras parejas. Resulta que los mensajes de texto son la forma más común de intercambiar información entre las parejas. Respuestas instantáneas... y ese es el problema.
Por ejemplo, el tono de un texto suele malinterpretarse. Si asumimos que el tono es negativo y respondemos con un mensaje igualmente agresivo, corremos el riesgo de confundir y enfadar a la persona que lo recibe.
Si el destinatario de nuestro mensaje de texto lo mira y se enfada porque no entiende por qué nuestra respuesta fue tan hostil o sarcástica, podría enviarnos un mensaje que reflejara su confusión y enfado. Puedes ver cómo el conflicto podría escalar rápidamente. ¿Por qué? Porque inmediatamente sacamos conclusiones tras leer el mensaje.
Antes de ofenderse, es esencial comprobar con uno mismo y preguntarse: "¿Tenía esta persona la intención de ofenderme?".
Si no estamos seguros al cien por cien de que la otra persona quería ofendernos, hay que aclararlo. Por ejemplo: Piensa en la última vez que recibiste un texto confuso. Si te hubieras parado a preguntarte si el remitente tenía intención de ofender, ¿habría cambiado algo?
¿Y si pidieras una aclaración en lugar de asumir automáticamente lo peor? ¿Y si te hubieras parado a pensar que tal vez, sólo tal vez, la otra persona no quería ofenderte? Un mensaje de texto o una llamada telefónica de seguimiento pueden hacer maravillas para averiguar cuál era la intención original.
En la actual era de la inmediatez, debemos dejar espacio para la reflexión. Cuando algo nos molesta o no nos cuadra, debemos dar un paso atrás y entender lo que está pasando más profundamente. La mayoría de las veces, lo que necesitamos es una aclaración. Pedir una aclaración es fácil: basta con decir: "He recibido tu texto, pero no estaba seguro de lo que querías decir. ¿Podrías explicarlo?".
Si nos tomamos el tiempo de aclarar en lugar de suponer, abrimos la oportunidad de un diálogo honesto. Preguntar evita la tensión y permite que ambas partes se sientan escuchadas. ¿Te imaginas cuántos divorcios y rupturas podrían evitarse si la gente se comunicara de esta manera?
Podemos evitar los malentendidos y los sentimientos heridos si nos tomamos el tiempo de pedir aclaraciones cuando sea necesario. En última instancia, esto conduce a relaciones más felices en general.
En nuestro mundo de ritmo rápido y gratificación instantánea, es fácil sacar conclusiones y hacer suposiciones. Sin embargo, esto puede ser una receta para el desastre cuando se trata de relaciones. Para evitar la falta de comunicación y los sentimientos heridos, es esencial hacer una pausa y buscar una aclaración
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